Parfums Escobar – Fragancias tan disruptivas como originales

¡Cuidado con la adicción!

Ofrecer un perfume a alguien que no conocemos es muchas veces un acto de valentía. De hecho, lo es aunque conozcamos a esa persona. Ese tipo de regalo significa: atrévete a cambiar de olor, atrévete a olvidar lo que hace que la gente te recuerde. Sí, la gente nos recuerda por nuestro olor, ese olor que hemos dejado en la bufanda que hemos prestado, que hemos dejado en las sábanas, que heredamos en la ropa aun lavada. Ese olor que es muy “nosotros”.

Y un día, recibimos un bote de perfume cuyo nombre nos recuerda a esos delincuentes para algunos, héroes para otros, pero que dejan huellas tan dolorosas como históricas en países como Colombia. No diré ningún nombre. Tal vez un apellido. Escobar.

No, no es él. Es el perfume. De hecho, si fuera él, no se vería una hora sin marihuana. Tal vez fue para engañar, no sé.

Abrimos una de las muestras. Vale, basta de poner en plural lo que fue para mí muy singular. Abrí una de las muestras, la que se llama “El Patrón”. Me puse un poco sobre la muñeca. Esa mezcla de madera, de aquello, y de otras cosas que soy incapaz de definir me hizo entender que sí, se podía regalar un perfume. Pero tenía que ser el perfume.

Perfume que dejó sus huellas entre mis sábanas. Las que comparto con mi mujer. Ella también percibió ese olor… Lo demás no se cuenta en un testimonio.

El día después, llamé a la puerta de mi vecino. Alto, guapo, deportista, elegante. Le hice probar un poco. Le resultó también muy interesante como olor. Aprovechamos para hablar de otras cosas, vivencias y otras historias.

El día después, mientras conducía, mi teléfono emitió aquel ruido de un mensaje entrante de WhatsApp. Era mi vecino, que me explicaba en un audio lo que sentía por ese perfume:

“Oye, ¡vaya perfume, Dios! A mi mujer le encantó”.

¿Había en ese perfume la fórmula de la masculinidad? No me creo que esté escribiendo eso. Parece surrealista. Pero en realidad, este perfume se puede convertir en lo que Axe nos prometió, pero que nunca cumplió. Pero ¿qué estoy haciendo? Poner Axe y El Patrón en la misma frase o en el mismo párrafo, eso sí que no es serio.

De todas formas, ya sé lo que voy a regalar a los que aprecio. O tal vez debería guardarlo para mí, no sé. ¡Descúbrelo aquí!

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